El sistema inmunológico realiza su función esencial desde el nacimiento, formando una barrera defensiva contra microorganismos invasores. Desde los primeros días de vida, en cuanto el bebé entra en contacto con el ambiente, el cuerpo va generando anticuerpos. Conforme van creciendo y comienzan a descubrir nuevas cosas, también su sistema inmunológico se fortalece.

En los niños, cuyo sistema está en constante desarrollo, esta función es aún más crucial. Protegerlos de enfermedades comunes y amenazas potenciales se convierte en una prioridad para garantizar un crecimiento saludable.¹

Incluso cuando las defensas innatas y adaptativas comienzan a madurar, los niños enfrentan riesgos constantes de virus, bacterias, hongos y parásitos patógenos. Aunque la inmunidad adquirida de los niños se encuentra en proceso de desarrollo, su probabilidad de supervivencia es significativamente mayor en lugares donde la nutrición es adecuada, y la higiene y las vacunas integrales han reducido considerablemente la mortalidad infantil. Históricamente, la alta tasa de mortalidad infantil antes del siglo XX evidencia la vulnerabilidad de los niños a enfermedades infecciosas antes de la implementación de medidas de prevención y control, como la vacunación.¹

El sistema inmunológico de los niños se encuentra en constante evolución durante la infancia, y su maduración gradual es esencial para proporcionar protección contra diversas enfermedades infecciosas. La primera línea de defensa es proporcionada por los anticuerpos transferidos pasivamente desde la madre, tanto a través de la placenta como por medio de la leche materna. Sin embargo, a medida que estos anticuerpos disminuyen, los niños se vuelven más susceptibles a las infecciones.²

La interacción entre la microbiota y el sistema inmunológico añade otra capa de complejidad, destacando la importancia de una dieta rica y estilo de vida saludables durante los primeros mil días de vida para proteger la salud y el equilibrio del sistema inmunológico infantil.³

El papel del sistema inmunológico para niños va más allá de simplemente prevenir resfriados y gripes. Un sistema inmunológico fuerte también juega un papel crucial en la prevención de enfermedades crónicas y alergias a largo plazo. Investigaciones recientes sugieren que el fortalecimiento del sistema inmunológico durante la primera infancia puede tener impactos positivos en la salud a lo largo de toda la vida.⁴

Además de combatir infecciones agudas, un sistema inmunológico robusto regula la respuesta del cuerpo a diferentes sustancias, evitando reacciones alérgicas exageradas⁵. Esto subraya la importancia de proporcionar a los niños las herramientas adecuadas para desarrollar un sistema inmunológico equilibrado y adaptativo.

La alimentación desempeña un papel crucial en el fortalecimiento del sistema inmunológico para niños. Incluir alimentos ricos en nutrientes esenciales puede potenciar la capacidad del cuerpo para combatir enfermedades. Algunos alimentos clave incluyen:

Pollo y huevo: Las proteínas son esenciales para el crecimiento y desarrollo, y también desempeñan un papel importante en el sistema inmunológico. Incluir fuentes de proteínas como pollo y huevo, pescado, legumbres y nueces puede ser beneficioso para los niños.

Hongos y setas: Son ricas en zinc, un mineral que impulsa la inmunidad. Poseen propiedades antibacterianas y antivirales. Sin embargo, es fundamental consultar a un médico antes de incluir setas en la dieta de los niños, ya que pueden ser alergénicos⁶. Un alimento con recetas muy variadas para niños con paladares exigentes.

Zanahorias: Si bien se recomiendan todas las frutas y verduras, las zanahorias son una fuente abundante de betacaroteno, un nutriente que el cuerpo convierte en vitamina A. Gracias a esto, se promueve la membrana mucosa del cuerpo, dificultando que las bacterias ataquen. Para bebés que están comenzando con alimentos sólidos, se les puede ofrecer puré de zanahorias.

Fresas, moras, y arándanos: Estas bayas son una fuente rica de vitaminas que potencian la inmunidad en los niños, especialmente vitamina C, especialista en fortalecer las defensas.

Jengibre y ajo: Estos son dos ingredientes maravillosos que puede proteger a los niños de resfriados desagradables y es uno de los mejores impulsores inmunológicos para bebés y niños pequeños cuando cambia el clima. Cocinar con ellos da un impulso de vitamina C a los alimentos.

Papaya: Considerada un superalimento para la salud general e inmunidad, la papaya es rica en potasio, ácido fólico, y vitaminas que ayudan a regular la inmunidad de los niños. Se puede ofrecer la papaya en forma de puré, y posteriormente en rebanadas a medida que los niños crecen.

Las vitaminas desempeñan un papel crucial en el fortalecimiento del sistema inmunológico de los niños, proporcionando defensas esenciales contra diversas infecciones y contribuyendo al desarrollo saludable.

Estas son algunas de las vitaminas esenciales que ayudan al fortalecimiento del sistema inmune en niños.

Asegurar una ingesta adecuada de vitaminas esenciales, como la vitamina A y D, es fundamental para fortalecer el sistema inmunológico en niños. La inclusión de ADerogyl® como auxiliar para promover la protección y salud de los niños puede ser una medida para ayudarlos a enfrentar de manera más efectiva los desafíos para su sistema inmunológico.